lunes, 28 de diciembre de 2015

miércoles, 9 de diciembre de 2015

La historia tras "el elixir de la vida": El mausoleo del primer emperador

En 1974, cerca de Xi'an, un campesino local descubrió por casualidad uno de los famosos Guerreros de Terracota. No era el primero, sin embargo. Durante años habían circulado historias sobre hallazgos previos que habían sido vueltos a enterrar o destruidos por el temor a que se trataran de espíritus malignos. Ninguna de estas historias es arqueológicamente verificable, pero tampoco son de extrañar dadas las supersticiones de la cultura popular. Pero es a partir de los años 70 cuando se inician los trabajos de investigación y rescate del ejército de terracota, situados a un kilómetro del túmulo donde se encuentra la cámara funeraria.

Fosa 1, que contiene el ejército de terracota.
Imagen extraída de Wikipedia bajo licencia Creative Commons
Desde entonces se han sucedido los hallazgos, a cual más espectacular. Además de las fosas del ejército de terracota, con más de 8.000 soldados vestidos según su rango, han aparecido acróbatas, bailarines e incluso un zoológico. Una de las particularidades de estas figuras es que cada cara es única. La fabricación de las piezas se hacía en serie, mientras que de la decoración se encargaban artesanos individuales. Se calcula que en el recinto del mausoleo, de algo menos de 60 kilómetros cuadrados en total, trabajaron unos 700.000 obreros.

La técnica utilizada para sondear ese vasto terreno en busca de nuevas fosas, que menciono en "El elixir de la vida", es rudimentaria, pero efectiva. Se trata de clavar en la tierra unas largas varas de bambú y extraer testigos con ellas en busca de restos de terracota. Si aparecen, se acota la zona y se inicia una excavación. En YouTube podéis encontrar un documental magnífico, que recomiendo encarecidamente, donde se puede ver esta técnica, así como todo el proceso de localización, excavación y reconstrucción de una pieza completa. Para los interesados, dejo el enlace en la parte inferior.

Sima Qian
Imagen de dominio público
En cuanto a la cámara funeraria, localizada pero todavía sin abrir, solo podemos suponer las maravillas que se encuentran dentro, así como los peligros. Entre los registros históricos destaca el del historiador chino Sima Qian. Dado que vivió un siglo más tarde que Qin Shi Huang, no pudo comprobar con sus propios ojos lo que escribió sobre su mausoleo. Pero sus "memorias históricas" destacan precisamente por su meticulosidad y la labor que hizo durante años de hablar con los aldeanos y escuchar las historias de sus antepasados recientes. Podemos suponer por ello que su descripción debe ser bastante aproximada. A raíz de eso, se cree que la tumba consta de un mapa de china a escala, con el mar y los ríos de mercurio líquido (que consideraban sanador, aunque nada más lejos de la realidad). Describe también edificios, árboles de jade y una bóveda representando las constelaciones. Además de trampas mortales para disuadir a los ladrones...

Así lo cree también el historiador chino actual Guo Zhikun, especialista en la dinastía Qin, que ha plasmado sus investigaciones en el libro "Suposiciones sobre el palacio subterráneo del mausoleo de Qin"
Representación del posible interior de la tumba.
Imagen: http://www.china.org.cn
Entre esas suposiciones se encuentra la de que las trampas aun funcionan a día de hoy, puesto que en otras armas encontradas junto a los guerreros hay una capa de cromo recubriendo el bronce que permite que resistan a la oxidación.
También el mercurio, ya que los análisis en superficie han revelado su presencia en grandes cantidades.
Otra suposición es la de encontrar una importante colección de instrumentos musicales. Se sabe que era muy aficionado a este arte y, de hecho, ya han aparecido algunos junto a estatuas de terracota de músicos.

Sea lo que sea que aguarda dentro, promete ser de un valor incalculable. Pero tendremos que esperar para saberlo, ya que la postura actual del gobierno chino es la de esperar a tener mejores técnicas para su conservación y no aceptar ayuda extranjera para ello.


BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
FOLCH, Dolores. "El primer emperador de China". Historia National Geographic nº61 pags. 52-65
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/7638/monumental_mausoleo_los_guerreros_xian.html
http://arquehistoria.com/historiasenigmas-e-hip-tesis-de-la-tumba-del-primer-emperador-chino-598
https://es.wikipedia.org/wiki/Mausoleo_de_Qin_Shi_Huang
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerreros_de_terracota

DOCUMENTAL
Qin, emperador de la eternidad
Parte I: https://www.youtube.com/watch?v=EFjFSrLxcf0
Parte II: https://www.youtube.com/watch?v=x9CWloqO0ZY

domingo, 6 de diciembre de 2015

Qin Shi Huang, el primer emperador de China


Qin Shi Huang nació con el nombre de Zheng en el 260 a. C., durante el llamado "Periodo de los Reinos Combatientes". Gobernaban los reyes Zhou desde la capital Luoyang, pero ya sin la función religiosa de antaño. Era un simple poder nominal, mientras que el poder real lo tenían los nobles. En esta etapa, los estados más poderosos anexionaron a los más débiles. De los más fuertes eran Qin y Chu, que controlaban aproximadamente un tercio del territorio cada uno.

Pero su historia empieza con Zhuang Xiang, su antecesor. Había sido prisionero en el reino de Wei cuando era un príncipe, pero un mercader llamado Liu Buwei lo liberó e iniciaron una estrecha relación. Tan estrecha que influyó primero en el padre de Zhuang Xiang para que lo nombrara sucesor por encima de sus hermanos, luego pasó a ser su consejero y hasta le cedió a su concubina favorita. Y aquí vienen las dudas, puesto que las malas lenguas decían que la concubina estaba ya embarazada del mercader y consejero. Si eso es así, Zheng no era hijo del rey. En cualquier caso, al morir su supuesto padre, Zheng tenía 13 años y Liu Buwei fue su regente. Pero éste abogaba por la táctica de una conquista militar lenta y segura. Zheng discrepaba y no dudó en apartarle de su lado cuando alcanzó los 21 años y pudo gobernar por sí mismo. En su lugar ascendió a Li Si, más acorde a una política de expansión rápida.

Eso fue exactamente lo que sucedió. En solo 10 años consiguió acabar con los Estados Combatientes y en 221 a. C. se proclamó emperador con el nombre de “Shi Huangdi” —Primer Emperador—, en referencia a los primeros gobernantes míticos de China.

Mapa realizado por Marta Elías para Historia 2.0

Hay que reconocer parte del mérito de su éxito a sus antecesores, que ya iniciaron reformas que se tradujeron en una administración eficaz, un rico comercio y una agricultura desarrollada y, por lo tanto, un ejército bien equipado y alimentado, que además estaba entrenado por los múltiples conflictos armados. Para evitar rebeliones confiscó las tierras de reyes y príncipes y las repartió entre los campesinos; obligó a trasladar a los nobles a la capital, lejos de sus antiguos dominios; realizó movimientos masivos de población para acabar con los regionalismos; destruyó las murallas interiores y las ciudades fortificadas, y unió los distintos tramos fronterizos hasta crear una primera versión de la Gran Muralla. Dividió todo su territorio en 36 prefacturas, cada una gobernada por tres ministros: uno civil, uno militar y un supervisor. Para ayudar a la integración de tanta diversidad, unificó medidas, pesos, moneda y los caracteres lingüísticos. También creó una red de carreteras para conectar todas las capitales de prefactura.

Sin embargo, la unificación cultural instigada por Li Si fue mucho más complicada. Quemó los libros de filosofía e historia, respetando los de medicina, farmacia, agricultura y adivinación. En este punto hay que matizar que la quema no fue total, sino que conservó ejemplares en la Biblioteca Imperial —aunque ésta fue destruida igualmente más adelante—. También prohibió las críticas a su gobierno y quemó vivos a 460 intelectuales. Una vez más, debemos matizar que éstos no eran sabios ni estudiosos, sino enemigos políticos que podían representar una amenaza. Ambos hechos fueron exagerados y utilizados por sus detractores.

En cuanto a su forma de gobernar, Qin Shi Huang no delegaba; llevaba todo personalmente. Cada día revisaba kilos de informes en tablillas de bambú. El historiador Sima Qian lo describió con la “nariz ganchuda, ojos alargados, pecho de ave rapaz y voz de chacal”. Se dice que era inteligente, ambicioso y cruel, pero también un paranoico. Como anécdota, una vez sentenció a una montaña a ser pelada y pintada de rojo como los condenados porque ésta le bloqueaba el paso. En otra hizo noble a un árbol que lo refugió de la lluvia. Pero su obsesión más célebre fue su miedo a la muerte. Su palacio tenía numerosas habitaciones y cada noche dormía en una diferente, nadie sabía nunca en cuál. Mandó expediciones a los confines de su Imperio y más allá en busca del elixir de la vida. Las más célebres son las del hechicero Xu Fu, cruzando el mar en busca de las islas donde se suponía que crecía la hierba de la inmortalidad. Éste viajó en dos ocasiones y no regresó de la segunda, se dice que porque encontró Japón y se quedó allí.
A pesar de sus esfuerzos por hallar la hierba de la inmortalidad, por si acaso mandó construir una inmensa tumba repleta de tesoros y trampas, localizada a día de hoy en Xi'an pero todavía sin abrir.

Qin Shi Huang murió en 210 a. C. durante uno de sus viajes de inspección. Li Si llevó el cadáver junto al pescado para disimular el olor y no dio aviso de la muerte del Emperador hasta estar de vuelta en la capital. Su sucesor demostró no poseer la capacidad de gobierno de Qin Shi Huang y la dinastía Qin finalizó poco más tarde.


Bibliografía

  • Ceinos, Pedro: Historia breve de China. Madrid, Sílex, 2003, pp. 81-89.
  • Scarpari, Maurizio: Antigua China. Barcelona, Ed. Folio, 2005.
  • Folch, Dolors: La construcció de Xina: El periode formatiu de la civilització xinesa. Barcelona, Ed. Empúries, 2001, pp. 157-175.
  • Folch, Dolores: «El primer emperador». Historia National Geographic, 6 (2004), pp. 90-100
  • Folch, Dolores: «El primer emperador de China». Historia National Geographic, 61 (2009), pp. 52-65