Casandra es un personaje de esos que cobra vida propia y empieza a evolucionar por su cuenta. Empezó mucho más pánfila de lo que pretendía, pero en "El tridente de Shiva" tampoco me pareció descabellado. Es aun una adolescente, y además rica. Sus padres siempre han sido muy exigentes a nivel intelectual y son cinco hermanos, así que es instintivamente competitiva y (aunque no parece que ningún otro hermano se lo tome todo tan en serio). Hace una montaña de un grano de arena y se frustra y malhumora con facilidad. No es un carácter que me guste como punto de partida para la heroína, pero surgió solo, acorde con su condición e inexperiencia. Tal como le iban pasando cosas, intentaba hacerla reaccionar en base a lo que iba aprendiendo, pero también según la relación que mantiene con cada personaje. No la imagino teniendo una conversación divertida con Sam, o una intensa con Dani. Creo que esa evolución ya se aprecia dentro del propio "El tridente de Shiva", pero más aun en relación a los siguientes dos libros.
En "La espada invencible" se lo hago pasar mal a muchos niveles, y aunque no quedé del todo convencida con el resultado final general, sí con cómo la transformó a ella. Hay un salto madurativo importante entre éste y "El elixir de la vida"; se vuelve mucho más desconfiada y dura en ciertos aspectos. Sin embargo, uno de sus pilares más fuertes se convierte paulatinamente en debilidad a lo largo de este tercer libro, y tendrá que lidiar con ello en el próximo. Por otro lado, la influencia de Héctor y de Dani ha hecho que no sea tan seria en todo y se relaje un poco.
En "El elixir de la vida" he disfrutado más escribiéndola, con diferencia. Tiene momentos más divertidos y es capaz de conservar más la calma. Pero aunque ahora Casandra es capaz de enfrentarse a situaciones más difíciles que en "El tridente de Shiva", con más valentía, decisión y humor, sigue siendo una chica de 21 años. No es especialmente cariñosa, pero tampoco fría. Su relación truncada con Sam y el nuevo enfoque con Dani son cosas que necesariamente preocupan a cualquier chica de su edad. A veces me gustaría que fuera más implacable e impermeable a ciertos sentimientos. Más como una heroína de película de acción. Pero el personaje se ha impuesto y ha decidido que iba a ser así: inteligente, aplicada, racional, irritante a veces, impaciente, impulsiva, leal, familiar, con un gran sentido de la justicia y sensible a su manera. Se está forjando una mujer fuerte, con recursos y capacidad de liderazgo, pero humana como todos.
Dicen que los protagonistas suelen ser un alter ego del autor, y supongo que este es el mío. No es como yo (yo soy más divertida :P), pero reúne algunas de las virtudes que me gustaría tener y de los defectos que ya tengo. De alguna forma, es como una hija con la que comparto ciertos rasgos, pero con la que no siempre estoy de acuerdo. Y tengo muchísimas ganas de seguir viéndola crecer y madurar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario